Tratamiento de las infecciones urinarias recurrentes en mujeres posmenopáusicas

Resumen

Las infecciones urinarias recurrentes (ITU) se definen por tres episodios en 12 meses o dos episodios en seis meses, y son mucho más comunes en mujeres debido a factores anatómicos. El tratamiento de las infecciones urinarias en Estados Unidos cuesta alrededor de 3.500 millones de dólares anuales. Tradicionalmente, las infecciones urinarias se diagnostican en función de la presencia de más de 100,000 UFC/ml de orina y los síntomas asociados. Con el aumento de la edad y la resistencia a los antibióticos, se han propuesto alternativas no antimicrobianas como el estrógeno, los probióticos y las vitaminas, pero faltan pruebas sólidas. Este estudio tiene como objetivo evaluar la eficacia de la profilaxis antibiótica continua y los estrógenos vaginales en la prevención de infecciones urinarias en mujeres posmenopáusicas, con el objetivo de encontrar estrategias más seguras y efectivas para esta población. Se trata de una revisión bibliográfica centrada en el tratamiento de las infecciones urinarias recurrentes en mujeres postmenopáusicas, con un enfoque cualitativo y descriptivo. La revisión sigue una metodología de seis pasos, desde la formulación de la pregunta de investigación hasta la presentación de los resultados. La cuestión central investigada fue la eficacia de las intervenciones farmacológicas para la prevención de estas infecciones. La recolección de datos, realizada en septiembre de 2024, implicó la búsqueda en bases de datos como PubMed y Scielo, utilizando descriptores específicos. Se incluyeron artículos originales, disponibles en portugués, inglés y español, publicados en los últimos quince años, mientras que se excluyeron editoriales y estudios fuera del ámbito temporal. Los resultados mostraron que la profilaxis antibiótica con trimetoprim, sulfametoxazol y nitrofurantoína es efectiva para reducir las infecciones, según las guías internacionales. Sin embargo, el uso de estrógenos vaginales también ha demostrado beneficios significativos, especialmente para las mujeres con síntomas de atrofia vaginal. A pesar de estos avances, el estudio tiene limitaciones, como la falta de ensayos controlados aleatorios sólidos que comparen directamente el estrógeno sistémico y vaginal. Los estudios futuros deben incluir ensayos clínicos bien diseñados para evaluar con precisión el papel del estrógeno sistémico y explorar nuevas terapias y estrategias combinadas para el tratamiento de las infecciones del tracto urinario en mujeres posmenopáusicas.